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El Ayuntamiento de Madrid anunció hace unos días su intención de prohibir el glifosato, un herbicida que ha venido usándose desde hace años en sus parques y jardines. El anuncio no es sorprendente, dado que la medida ya venía recogida en el programa de Ahora Madrid, pero ahora el grupo municipal dirigido por Manuela Carmena ha desgranado sus planes para prescindir del herbicida paulatinamente.
No son los primeros en hacerlo. Badalona anunció a finales de 2015 su intención de dejar de usar el glifosato, y se sumaron otras ciudades como Tarragona, Zaragoza o Barcelona. Aquel 24 de noviembre en que presentaron Badalona, Ciudad Libre de Glifosato, junto al teniente de alcalde Alex Mañas, estaba Fernando Daniel Saz, alias Topo, portavoz de Ecologistas en Acción, una de las organizaciones que más está batallando por sacar al herbicida de la vida pública.
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En conversación con EL ESPAÑOL, Saz reconoce que incluso siendo contrario, la eliminación del glifosato tiene que ser cuidadosa. "No recomendamos la interrupción inmediata porque hay muchas cosas que pueden incidir, como plantas invasoras o exóticas", apunta. En ese sentido, Madrid se ve acechada por especies como la madreselva (Lonicera japonica), la falsa acacia (Robinia pseudoacacia) o el ailanto (Ailanthus altissima).
Para eliminar el glifosato, "no hay una respuesta única, se tienen que hacer auditorías casi plaza a plaza, parque a parque", dice Saz.
La medida también tiene sus detractores, principalmente en la industria y el sector biotecnológico. "Lo anunciado por el ayuntamiento carece de criterio científico", dice a este periódico Carlos Vicente, director de sostenibilidad de Monsanto, la multinacional que popularizó este herbicida bajo la marca Roundup. "Su evaluación ha sido una de las más amplias y concienzudas jamás hecha sobre una materia activa, con más de 90.000 páginas y 3.200 publicaciones científicas revisadas en la evaluación por los Estados Miembros de la UE y por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria".
Otro factor muy importante que juega en contra de los intereses de Carmena y compañía es que el Ayuntamiento de Madrid, entonces bajo el mandato de Ana Botella, privatizó en 2013 la gestión de parques y jardines municipales. Acciona y empresas asociadas se llevaron por 278 millones de euros esta contrata hasta 2021.
En ella, se mencionaba claramente que "los métodos sostenibles, biológicos, físicos y otros no químicos deberán preferirse a los métodos químicos, siempre que permitan un control efectivo de las plagas" y, aún así, se utilizaba el glifosato, por lo que al Ayuntamiento puede resultarle complicado convencer a la empresa concesionaria sin modificar los actuales términos.
Además, se recoge que "los productos fitosanitarios aplicados deberán ser tan específicos para el objetivo como sea posible, y deberán tener los menores efectos secundarios para la salud humana, los organismos a los que no se destine y el medio ambiente", algo en lo que el glifosato también supera a otros productos de la misma categoría.
http://www.elespanol.com/ciencia/ecologia/20160310/108489441_0.html